No es el turno de la camarera, pero cuando pasa ante el bar se encuentra a una chica y a su compañero con cara de preocupado. Cuando pregunta qué pasa, el camarero le cuenta que el hermano de la chica se ha cagado encima y que se ha atrincherado en el baño de los chicos.
La chica se disculpa y va con su hermano al baño, del que sale un olor espantoso.
-Es que no sé qué hacer, que encima el chico es discapacitado mental y no quieren ni oír hablar de que llame a una ambulancia o algo -reconoce el camarero. Para colmo, hay bastante gente y todos tienen que entrar al baño de las chicas.
La camarera va hacia el baño y le dice a la hermana que tiene que darle una solución ya, que no puede atrincherarse ahí eternamente.
-No, señora, por favor, yo hago lo que sea pero… ya he llamado a mi tío para que nos venga a recoger -suplica la chica.
-Lo que sea pero ya. Si vive lejos, no me sirve -dice la camarera. Y se va a hacer sus cosas. Una hora y pico más tarde, vuelve a bajar. El camarero sigue desesperado, pero la chica dice:
-Ya vienen a por nosotros, no se preocupe.
-Pero bueno, es que esto no es normal. ¿Qué te costaba ir al chino y comprarle un pantalón de chandal y unos calzoncillos para sacarle del bar? -protesta la camarera.
-Ay, no se me había ocurrrido. Lo siento, pero ya vienen, ya vienen.
Efectivamente, no tardan en llegar con un coche y por fin sacan al chico del baño. La camarera suspira: ahora toca limpiar ambos servicios, ya que el de las chicas ha sufrido las consecuencias de ser el único aseo disponible.