Pasan varias semanas antes de que el loco vuelva a aparecer por el Criper. Entra y pide un licor de manzana sin alcohol, pero no queda y empieza a gimotear porque la camarera se niega a servírselo. Le cuesta un rato aceptar que no hay y acaba por pedir un zumo de naranja, aunque apenas lo prueba y se dedica a mirar fijamente a la camarera y a decir cosas extrañas.
La camarera acaba por ignorarle y se dedica a leer el periódico, pero cuando entra otro cliente y se pone a molestarle ella tiene que volver a prestarle atención para que deje en paz al inocente. Por finm sale disparada en cuanto llega el relevo.
A partir de ese día, el loco vuelve a aparecer de vez en cuando y sigue siempre la misma pauta, hasta que ocurre lo inevitable: se topa con un cliente que tiene tendencias de alborotador. Comienzan a discutir sobre un tema absurdo y el alborotador empieza a cabrearse. La camarera intenta que haya paz y lo único que consigue es que le den la chapa los dos a la vez: el loco con sus locuras y el alborotador, que podría ser su padre, intentando ligársela y fardando de que tiene un cochazo.
La camarera mira con esperanza el reloj y espera resignada el cambio de turno, mientras los otros dos, al ver que no les sigue la corriente, vuelven a discutir, esta vez sobre fórmula uno. En estas llega el jefe y la camarera se va a casa nada más pisa el local.
Cuando vuelve a ver al jefe, éste dice que no vuelva a dejar entrar al loco en el local, porque intentó pegarse con el alborotador y tuvo que echarles a los dos del local pocos minutos después de que ella se fuera.
Lo más patético, la actitud del alborotador. Paciencia…
Saludos.
cierto. El loco tenía excusa. El alborotador era simplemente gilipollas
loco + alborotador= desastre.